NOTA DEL MES:

El 21 de septiembre se conmemora el Día mundial del Alzheimer

Deterioro cognitivo y talleres de estimulación cognitiva


El deterioro cognitivo en las personas mayores y los talleres de estimulación cognitiva como forma de tratamiento es el tema de este mes, y para ello BLOG EGCI entrevistó a la neuróloga del Policlínico PAMI I de la ciudad de Rosario, Marisa Sacchini, y a la psicóloga y docente de la carrera de la Especialización en Gerontología Comunitaria e Institucional (EGCI), Judith Jaskilevich. La médica rosarina comentó su experiencia en el consultorio y los talleres de estimulación cognitiva como parte del tratamiento. En tanto, que Jaskilevich sostuvo que los talleres de estimulación cognitiva además de cumplir con su función inherente, deben permitir la integración y la participación de las personas mayores.

Sacchini cuenta que la primera consulta que realiza una persona al neurólogo lo hace porque observa cambios en el desarrollo de su vida cotidiana, sean dificultades o cambios que antes no notaban o no tenían. Por ejemplo, la velocidad del procesamiento de información; la dificultad para recordar nombres de sus familiares, amigos o vecinos; o la dificultad para recordar información obtenida recientemente como los horarios de los médicos o actividades programadas en un corto plazo.

Advierte que la de mayoría los pacientes con los que se entrevista por este tipo de quejas cognitivas, se encuentran atravesando situaciones de soledad, sea por perdidas, por mudanzas o por otros motivos que hayan reducido sus redes sociales y vínculos.

“Lo que afecta o predispone negativamente a las personas en el consultorio es que llegan a la primera consulta con diagnóstico cerrado sobre su situación -muchas veces dado por ellos mismos-, y referenciándolo casi en un cien por cien al Alzheimer”, explica la neuróloga. “Es un factor que predispone de manera negativa al paciente porque frente a ese diagnóstico temido socialmente, muchas veces la escucha se limita y los posibles diagnósticos dados por los especialistas se cuestionan”, insiste.

La neuróloga Sacchini no tiene estadísticas concretas de las personas que llegan a su consultorio, pero sostiene que de las 10 que llegan con algún tipo de queja cognitiva, ocho tienen olvidos benignos correspondientes al envejecimiento normal y sólo 2 presentan algún problema en praxis o comportamiento.

Al ser consultada sobre lo que sucede con los familiares de las personas que la consultan, la médica del Policlínico de PAMI relata que “sin tener casi ninguna información al respecto, también los hijos que acompañan a sus padres al consultorio hacen más referencia al Alzhéimer como diagnóstico que a la situación de deterioro cognitivo, y pensando en su propio envejecimiento se preocupan por saber si es hereditario y si eso es determinante para contraer la enfermedad”, acota.

“Si bien los deterioros cognitivos y las demencias pueden estar asociada a factores hereditarios, no son determinantes. Hay que explicar y brindar precisiones a los hijos sobre la situación de sus padres. No todos los problemas cognitivos son Alzhéimer; hay otros tipos de demencias y cada una presenta situaciones muy diferentes”, remarca.



Tratamientos


En relación al tratamiento para las personas que manifiestan deterioros cognitivos o demencias, Sacchini explica que “hay que dejar en claro que la medicación es para retardar la evolución del diagnóstico que presenta el paciente”, y advierte que “en el seguimiento del paciente, además de tratar lo específicamente médico, hay que trabajar de forma interdisciplinaria la carga emocional que conlleva el enfrentarse a un diagnóstico de demencia tanto a nivel individual como familiar. Los talleres de estimulación cognitiva son una manera, entre otras, en la que se puede trabajar la carga emocional por la que atraviesan estas personas”, aseguró.

Plantea que las diferentes formas de tratar las demencias no implican uno u otro tratamiento. “Las intervenciones se acompañan, por lo tanto no es la medicación o el taller. Los talleres estimulan áreas cognitivas que con la medicación no logran estimularse, ni tampoco con la charla con nietos o hijos”, explicó.

Por tal motivo, la doctora desde el consultorio recomienda a los pacientes asistir a los talleres de la memoria o espacios de socialización, aunque advierte que muchos de ellos no asisten porque les cuesta movilizarse, tanto por dificultades individuales o barreras arquitectónicas. “Hay otros que no asisten porque les da vergüenza o miedo que, al realizar alguna actividad en público, quede a la vista sus fallas en la memoria o en el lenguaje y, con ello, la dificultad de sostener sus estrategias discursivas con las que van justificando sus deterioro”, comenta.

La neuróloga estima que esto es así porque existen en las personas mayores prejuicios en relación a lo que es un taller de la memoria. “Lo ven como un espacio de evaluación de sus capacidades, y no como un espacio de encuentro con otros en el que se aprenden estrategias para enfrentar situaciones de la vida cotidiana en las que tienen dificultades”, relata.

En relación a las personas que asisten a un espacio grupal de estimulación cognitiva, la especialista comenta que en el consultorio observa claras diferencias entre los pacientes que asisten y no asisten a un taller de estimulación cognitiva, y los cambios que vivencian a partir de la concurrencia algún espacio grupal. “En las personas que asisten o comienzan a asistir a un taller de la memoria, se registran cambios y mejoras en los resultados de los test en lo que involucra lo verbal y el lenguaje”, precisa Sacchini.

Mirada integral e inclusión de lo cotidiano


Por otro lado, se consultó a la licenciada Judith Jaskilevich sobre los elementos que tiene que tener un taller de estimulación cognitiva para que las personas participen activamente del espacio. “A mí me parece que un buen taller es el que realiza trabajo psicoeducativo, el que la gente sepa qué está haciendo y para qué lo está haciendo”, acotó. 

Jaskilevich dijo que “los ejercicios con los que se trabajen, no necesariamente tienen que ser ejercicios cognitivos, de la línea dura, es decir, ahora vamos a recordar todas las flores que empiezan con ‘P’ para trabajar la fluidez verbal”, ejemplificó.

“Para los espacios grupales estoy pensando en términos de psicoestimulación integral en donde ya no se trabajaría sólo los ejercicios para las distintas funciones cognitivas sino también cuestiones que tiene que ver con la resolución de problemas de la vida cotidiana. Es decir, poder pensar en un marco en el que los participantes empiecen a ver que tienen más o menos las mismas dificultades, y que -con un profesional capacitado- puedan aprender cómo resolver situaciones complicadas y conflictivas en la vida cotidiana porque es lo que les permitirá continuar integrado socialmente”.

Quien es docente de la carrera de la Especialización en Gerontología Comunitaria e Institucional también aseguró que “un aspecto que hay que tener en cuenta en los talleres es no realizar actividades que infantilicen a los adultos mayores a través de tonterías o juegos que no aportan nada en relación a las intenciones de un taller en la línea que venimos hablando”.

La entrevistada cuenta a BLOG EGCI que existen juegos que están pensados como herramientas y espacio de reflexión para trabajar; y definió como “muy positivo” para el grupo y para cada uno de los integrantes la competencia, la solidaridad, el compañerismo, las diferencias personales, la valoración de las capacidades individuales para objetivos en común y la posibilidad de que el grupo vivencie estos temas a partir del juego. “En estimulación recreativa también hay que saber qué están haciendo y para qué”, sostuvo.

“Como profesional que coordino un espacio grupal, además de saber en qué estoy trabajando, tengo que comunicarlo al grupo porque los participantes tienen que saber para qué le sirve en la vida aprender tal o cual técnica. Debo adaptarme al grupo con el que trabajo, teniendo flexibilidad, no improvisando en las actividades y estando atento en lo que es entretenido o dificultoso para el grupo y no para mí”, recomendó.

En relación a los ejercicios, Jaskilevich dijo que “hay que tener cuidado que las personas no los hagan automatizadamente. Siempre hay que plantear ejercicios que representen un desafío”. Por ejemplo, comentó que cuando se realiza el sudoku, un ejercicio que necesita un nivel de abstracción importante porque es de razonamiento puro, no se puede pensar en otra cosa.

Por otro lado, sostuvo que “en un grupo en el que se trabaja sobre un tema importante y reflexiona al respecto hay estimulación cognitiva, porque hay reflexión, razonamiento, planteo y verbalización de ideas, y organización y transmisión del pensamiento. No se aprende una estrategia nemotécnica pero al reflexionar, romper ideas previas o preconceptos, se da una estimulación cognitiva”, aseguró.

Por último, la experta aseguró que “los neurólogos le están dando más importancia a lo social y a la socialización”, por lo cual “hay que realizar actividades que presenten desafíos y dificultades por el hecho que las personas no están acostumbradas. En síntesis, hay que salir de la estimulación de la línea rígida”, propuso.

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